Dura lex, sed lex
Dura lex, sed lex
Por Rodolfo Guillermo Pagán Rodezno
Abogado y Notario
Máster en Derecho Empresarial
“Dura lex, sed lex”, que significa dura es la ley pero es la ley, es una expresión latina que hace referencia a que las leyes deben de cumplirse, incluso en los casos en que la misma no sea favorable o pueda parecer injusta. Dicha frase recoge la importancia y la obligación del estricto cumplimiento de las distintas leyes, independientemente de la persona y del contexto en que se ubique.
Las leyes en un Estado de Derecho son aprobadas por el Congreso Nacional, para ser cumplidas por la generalidad de la población de forma obligatoria ya que caso contrario el Estado tiene la facultad de exigir su cumplimiento de forma coactiva, pudiendo utilizar varios mecanismos para apremiar al que no acate las mismas, incluyendo la imposición de diversas sanciones, incluyendo el uso de la fuerza en casos ya establecidos.
En los países desarrollados existe una cultura muy arraigada de estricto cumplimiento de las leyes, debido principalmente a la certeza de que en caso de que no ocurra así, existe un sistema que impondrá las sanciones correspondientes, lo que no siempre ocurre en países como Honduras, en los que más bien la tendencia es la de buscar cualquier medio, método o estrategia para evadir la aplicación y el cumplimiento de las mismas, de ahí la famosa frase en círculos legales y hasta parlamentarios de “hecha la ley, hecha la trampa”, lo que se ve incrementado por la evidente debilidad de las instituciones encargadas de velar el cumplimiento de las mismas.
En ocasiones resulta hasta lamentable la forma en la que se pretende justificar el incumplimiento de las leyes, como ocurre con la Ley de Tránsito para el caso, argumentando que debido a la pobreza y la necesidad obliga a que en una motocicleta se transporten familias completas, casi hasta con el perro de la casa, lo que pone en riesgo la vida y la integridad de los que se conducen en la motocicleta, así como de las demás personas o el hecho de que alguien comete un delito por necesidad.
Si bien es cierto, muchas veces los honorables diputados aprueban leyes destinadas a favorecer grupos o personas determinadas, o que son copia de normas de otros países y que no son acordes a la realidad del país, existen vías legales como las garantías de inconstitucionalidad o amparo para evitar la aplicación de las mismas en caso de que se violente algún derecho o que no se haya cumplido el procedimiento para su aprobación, existiendo varias organizaciones que pueden asesorar y apoyar en ese sentido.
Todavía peor es el caso de los funcionarios y empleados públicos, quienes tienen la obligación de velar por el cumplimiento de las leyes, y que en el caso de los primeros hasta prestan la promesa constitucional: “Prometo ser fiel a la República, cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes”, por lo que su responsabilidad es aún mayor, debiendo sujetarse en todas sus actuaciones al principio de legalidad, es decir que sus actos deben ser conforme a las leyes.
Sin embargo, es evidente que para una parte de los mismos, la Constitución y las leyes no son más que un estorbo a las que están sujetos únicamente los “simples mortales”, de allí el surgimiento de frases tristemente célebres proferidas por algunos diputados en distintos momentos históricos: “La Constitución es pura babosada” o “la Constitución hay que violarla las veces que sea necesario”, sin dejar de mencionar, claro está, al tema de la reelección presidencial, la que está expresamente prohibida en la misma Constitución de la República, a pesar de las interpretaciones fantasiosas, acomodadas y antojadizas que algunos pretenden realizar.
Por todo lo anterior, es necesario fortalecer las diversas instituciones encargadas de velar por el cumplimiento de las leyes, para que cumplan cabalmente con su mandato, así como fomentar, incluso desde la infancia, el respeto por la autoridad y las leyes, incluso desde la infancia, inculcando principios y valores, para evitar luego tener personas que no respetan ni siquiera las más elementales normas de cortesía y convivencia o personas con la mentalidad de que el que cumple la ley es un tonto con p.
Que Dios bendiga a Honduras.
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