Tambien la OABI
Tambien la OABI
editorial El Heraldo
El manejo irregular, el saqueo de bienes incautados y otros abusos cometidos en la Oficina Administradora de Bienes Incautados (OABI) en la zona norte del país, confirman que la degradación moral y la corrupción en la administración pública, incluso en organismos creados para combatir la delincuencia y la impunidad, alcanza dimensiones inconmensurables, perturbadores y vergonzosos.
“El irregular alquiler de viviendas aseguradas a bandas delictivas ligadas al narcotráfico y al crimen es solo la punta del iceberg de las graves anomalías que se venían cometiendo en esa entidad en la administración de César Salgado, ex director regional de la OABI en San Pedro Sula”, señala en su edición del miércoles el diario La Prensa.
“Una documentada y amplia investigación del Consejo Nacional Anticorrupción (CNA) detectó también el escandaloso robo de mobiliario, dinero, carros y equipos industriales y de construcción, entre otros enseres, que eran parte del inventario de al menos 15 residencias y haciendas incautadas en los últimos 19 meses en diversas regiones del país”, informa el diario sampedrano.
Lo anterior es el resultado de cómo desde las alturas del poder se perciben a las instituciones estatales, como lo demuestra la reacción del exdirector de la OABI, Humberto Palacios Moya, ante una de las irregularidades denunciadas por EL HERALDO: el irregular alquiler a su propio yerno, César Salgado, de una mansión incautada,
“Eso es cierto. Yo alquilé por 6,000 lempiras esa casa porque se estaba cayendo; se estaban rajando las paredes y hasta una piscina pequeña estaba dañada, por lo que mi yerno se puso con una compañía a trabajar y reparó toda la casa”, reconoció paladinamente a EL HERALDO Palacios Moya.
Lo expresado por el exfuncionario con pasmosa tranquilidad exhibe de forma palmaria esa actitud de los altos funcionarios públicos que han hecho de Honduras un imperio de la corrupción, otras formas de delincuencia y la impunidad, ya que en eso existe conflicto de intereses, violación de las normas establecidas, abuso de autoridad, tanto al contratar a su propio yerno para que administrara la oficina de la OABI en SPS como en todo lo relacionado con el alquiler.
En resumen, un ente creado para administrar temporalmente los bienes incautados a delincuentes de altos vuelos es manejado con total desapego a la ley y a la moral. Ahora solo esperemos que estos y otros perpetradores no se cobijen también en la indignante impunidad.
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