Pellizco

Pellizco


Muchos hondureños se habrán pellizcado, golpeado el cachete o estirado una de las orejas para verificar que estaban despiertos, que esa mañana habían dejado ya de soñar y se hallaban inmersos en la realidad cotidiana. Una vez comprobado lo anterior retornaron los ojos a la página de LA PRENSA para releer que tras cuatro décadas, El Tablón será una realidad.
Como trío salvador, durante cuarenta años, con cada desastre en el Valle de Sula se ha venido repitiendo la necesidad de construir represas en los cauces de los dos grandes ríos que desde Occidente llegan a la costa caribeña, para evitar tragedias humanas y grandes pérdidas en la economía nacional: El Tablón, en el Chamelecón, Los Llanitos y Jicatuyo, en el Ulúa, pueden y deben marcar la diferencia definitiva entre llenas arrasadoras y aprovechamiento de las aguas en las poblaciones, en el campo y en la generación de energía.
Al primer proyecto sobre el que se han realizado estudios y “reestudios” que habrán de ser actualizados, se le ha dado empujes que con el transcurso de los años han terminado en fiasco para quienes la regulación de las aguas de los dos caudalosos ríos proporcione un nivel razonable de seguridad para la población y para la inversión en las fértiles tierras.
“Este proyecto ha sido un anhelo para todos los habitantes del Valle de Sula por tres factores importantes: protección, desarrollo y seguridad alimentaria”, explica el vicepresidente de la Cámara de Comercio e Industrias de Cortés, a cuya directiva y miembros se presentará el proyecto con fechas, fuentes y modalidad de financiamiento, así como su urgente necesidad en beneficio de la zona de mayor aporte a la economía del país.
La historia de El Tablón está escrita de tumbo en tumbo. Cuando las dos grandes catástrofes en el Valle de Sula, los huracanes Fifí y Mitch, con las víctimas aún en duelo familiar y la destrucción masiva, se multiplicaban las voces para construir embalses con los que poder controlar el ingreso de las aguas en las tierras bajas y planas cercanas ya a la costa.
Pero también además de salvar miles y miles de hectáreas dedicadas a la agricultura y la ganadería, se incorporarían, mediante sistema de riego, tierras desaprovechadas por el azote de la sequía. El agua pasa, como la vida, en palabras de las coplas clásicas castellanas, y va a dar a la mar... ¿Su aprovechamiento? Casi nulo.
La oportunidad regresa, por ello muchos hondureños buscaron pruebas de estar despiertos cuando leyeron la información de que El Tablón va... ¿Será verdad tanta belleza?

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