Patuca III y el incumplimiento gubernamental
Patuca III y el incumplimiento gubernamental
10:36PM Por: Redacción El Heraldo
Una de las causas de la falta de progreso, del poco avance socioeconómico logrado por Honduras, es la improvisación o el facilismo con que los gobiernos abandonan los pocos planes concretos establecidos, incumpliendo las formas y los tiempos y hasta con los compromisos asumidos en un momento dado.
Un ejemplo de esa lamentable realidad es Patuca III, concebido, planificado e iniciado por el gobierno del también nacionalista Porfirio Lobo. Se trata de un proyecto hidroeléctrico necesario, esperanzador, ya que además de revertir el sinsentido de tener vastos recursos hídricos y estar dependiendo de los caros y contaminantes combustibles fósiles para la generación de energía eléctrica; también, con los 104 megavatios de energía que producirá, estimula la generación de energía necesaria para cubrir una mayor demanda del futuro.
La obra se inició con cincuenta millones de dólares de Petrocaribe, la iniciativa chavista para que los países beneficiarios pudieran importar petróleo pagando solo un porcentaje y quedando el resto en calidad de préstamo. Para concretarla se acordó un préstamo de 297.7 millones de dólares con el Banco Industrial del Comercio de China (ICBC).
El gobierno hondureño se comprometió, en enero de 2011, a que antes del desembolso de los chinos se habría finiquitado el pago de 1,200 millones de lempiras a los propietarios de las tierras que serán afectadas para construir la obra. Al no cumplirse con el compromiso asumido, un año después, en febrero de 2012 la administración de Porfirio Lobo hizo un nuevo arreglo que hasta ahora tampoco se ha cumplido plenamente ya que aún quedan pendientes de pagar cerca de 400 millones de lempiras.
Este incumplimiento gubernamental es el causante de las actuales protestas de los propietarios de las tierras afectadas y quizás también del retraso en el desembolso del préstamo acordado con el ICBC.
Solo la tradicional parsimonia de los gobiernos hondureños para cumplir con sus obligaciones y la pésima costumbre de dilatar decisiones –causante de mucha de la confrontación persistente entre el gobierno y algunos sectores, como los maestros y demás empleados públicos--, pueden explicar, tanto las protestas callejeras de los afectados como la paralización del proyecto.
Resulta incomprensible cómo los representantes del Estado reconocen la necesidad de ponerle fin a la dependencia nacional de las empresas térmicas, pero no cumplen con sus compromisos para reanudar la construcción del necesario y esperanzador proyecto hidroeléctrico Patuca III.
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