El Parlacen
El Parlacen
El Parlamento Centroamericano, habitualmente en el limbo para la población del istmo, da señales de vida muy débiles y escasas “de cuando en vez”, y qué casualidad cuando algunos de sus miembros se hallan en problemas con la justicia. En pocas palabras, el organismo regional se mantiene como refugio en estas épocas de corrupción.
La inmunidad es, sin duda, para algunos de sus miembros como el bien más preciado, pues aquello del sueldo y viático son centavos frente a las fortunas personales. Ojalá que el presidente del Parlacen, diputado hondureño, no salga salpicado en esta ocasión y logre dar el paso en la dirección correcta para que la inmunidad no sea herramienta, una vez más, para la impunidad.
La Corte Suprema de Justicia de Panamá, compuesta por 9 magistrados aprobó por unanimidad “admitir el conocimiento de la causa penal” contra el expresidente Ricardo Martinelli “por los supuestos delitos contra la administración pública”, según el comunicado oficial del tribunal.
El exmandatario canalero reaccionó: “Tomaré la decisión en un futuro, pero yo si no voy a ir a un juicio arreglado por el señor Varela... yo voy a ir a enfrentar porque no he hecho nada, y voy a dar la cara. No descarto nada porque en Panamá no hay leyes, no hay debido proceso, no hay justicia ni presunción de inocencia”.
Sobre la situación interna serán los panameños los artífices del debate en la opinión pública regional, sin embargo, se halla el papel del organismo político centroamericano en este como en otros casos en el pasado reciente sobre las actuaciones de la justicia, con requerimientos para alguno de los diputados.
La imagen peyorativa o, mejor, la ausencia de los parlamentarios en el quehacer diario de la región incrementada en el olvido de mayoría de la población y el desconocimiento incluso de sus votantes, debieran impulsar una reforma radical para estar cerca de quienes financian la presencia y escasa actividad de los parlamentarios en Guatemala.
La explicación, léase excusa, de que sus decisiones no son vinculantes ya no tiene valor, pues debieran haber conseguido el compromiso de todos los países o haber apagado la luz y cerrado la puerta, aunque su promotor, la Unión Europea, mostrase su disgusto o algún sentimiento mayor.
El cambio en el Parlacen tiene un único eje sobre el cual hacer girar el cambio, desligar completamente la inmunidad de la impunidad para que cada quien, como ciudadano, sujeto de derechos y deberes, atienda con trasparencia los reclamos de la justicia y no se excuse en organismos de poder como también lo hacen en el ámbito nacional de los países de la región.
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