Trepan y no bajan
TREPAN Y NO BAJAN
6 enero, 2015 Sección Editorial La Tribuna
ALGÚN acucioso debería indagar ¿por qué los precios de las gasolinas en el mercado interno no caen en la misma magnitud del desplome sufrido por el petróleo en el mercado internacional? Si bien el consumidor se ha beneficiado de rebajas semanales en las gasolineras, el precio no ha caído en forma equivalente a la caída experimentada en el exterior. De los 108 lempiras que llegó a costar el galón, apenas hay una economía de 30 lempiras, considerando que esta semana el galón de superior se compra a 78.76 lempiras. Ahora bien, veamos qué ha sucedido con los precios internacionales del crudo. En el año 2008 el crudo alcanzó su nivel de precios más alto a $122 el barril. Y así en ese rango se mantuvo durante mucho tiempo oscilando en un promedio por encima de los $100 el barril. Los precios del petróleo han tocado hoy su precio más bajo en 5 años y medio, llegando el Brent a 56.80 USD, su nivel más bajo desde el 15 de mayo de 2009, y el WTI a 52.75 USD, su precio más bajo desde el 1 de mayo de 2009. Lo anterior es una caída a la mitad de lo que costaba unos meses atrás.
Pues bien, mientras los expertos exponen sus teorías filosóficas sobre el particular, quizás alguien más quiera aclarar otro fenómeno. ¿Por qué aquí las tarifas de los pasajes del transporte que trepan, cuando suben los precios de las gasolinas, no bajan cuando el costo de la gasolina desciende? Similar a lo que ocurre en el espacio, donde no existe la fuerza de gravedad para obligar a que baje lo que sube. De acuerdo a datos obtenidos de la Ahddipe, la negativa a reducir el precio de los pasajes, pese a la rebaja de los carburantes, “ha dejado ganancias de unos 20 millones de lempiras mensuales a los magnates del transporte”. En la actualidad el servicio de taxis cuesta 11 lempiras, el bus amarillo 4 lempiras, el servicio ejecutivo 11 lempiras, el rapidito o microbús 10 lempiras y el interurbano dependiendo del recorrido. Difícil que los propietarios del transporte vayan a bajar tarifas voluntariamente. Para eso está el gobierno, para ejercer una función reguladora, más si se trata de rubros que dependen de los subsidios gubernamentales. Lo inexplicable es que si recientemente –queriendo evitar la especulación– dispusieron congelar el precio de algunos productos durante la temporada navideña, ¿por qué no intervienen las autoridades del transporte exigiendo la reducción de precios de los pasajes?
Siempre sobre el tema de las gasolinas. Según el Colegio de Ingeniero Mecánicos, Electricistas y Químicos de Honduras (CIMEQH) los hondureños consumen gasolina de poca calidad, debido a su poco octanaje establecido por las normas internacionales. Algunas marcas de empresas transnacionales –según queja de muchos consumidores– son de malísima calidad. Es producto tan sucio que maltrata la máquina de los vehículos. El consumidor tiene que tragarse lo ruin, ya que aquí, desgraciadamente, no existe control alguno de esas oficinas inútiles encargadas de velar por la protección del consumidor, para cerciorarse que los comercializadores vendan productos de regular calidad. Tuerce la del prójimo, si enchuta pierde y si no enchuta también.
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