Sistema de salud de Honduras
Sistema de salud en Honduras
Esta es una apreciación personal de lo que ocurre en el
sistema sanitario de Honduras, en donde la clase política se ha encargado de
minar su estructura administrativa, mediante la intromisión en la
administración de esta secretaría.
El resultado final es una anarquía en donde el secretario de
estado de este despacho, tiene autoridad hasta donde los grupos organizados lo
permiten, tenga o no la razón de esa autoridad, tanto que se ha perdido la estructura
jerárquica que mantenía un nivel aceptable de disciplina hasta el día de hoy,
en donde los políticos del momento del partido de turno, es quien se encarga del
reclutamiento del personal y los reglamentos y leyes encargadas de ser
aplicadas, se tienen que plegar a la voluntad del político de turno.
Esto ha llevado a que los grupos organizados dentro de la
secretaría saquen ventaja de esta coyuntura partidaria, logrando para sí prebendas
que se puede decir son medianamente aceptables unas, otras son absurdas, pero
lo han logrado gracias a la displicencia de no saber decir no con argumentos
técnicos y financieros, pero no se logra ningún compromiso de parte de ellos en
el mejoramiento de la calidad y calidez en la atención del paciente, es común
que la mayoría del personal con sus excepciones cumplan como mínimo su jornada
de trabajo, pues es frecuente que abandonen sus labores antes de la hora
estipulada como parte de su cumplimiento de su jornada de trabajo contratada.
Desde hace muchos años, los políticos se han apropiado de la
potestad de nombrar a los administradores en las diferentes unidades que
conforman la estructura operativa del sistema de salud, todo por el afán de
recuperar su inversión en la campaña política, pues es corriente que estos administradores
tengan la tendencia a solicitar comisión a los proveedores, lo mismo el inflar
los costos de los productos, para beneficio propio, cultura que está bien
arraigada y que significa la reducción drástica de insumos por su alto costo
ficticio, en detrimento de los pacientes, a esto debemos sumar el robo hormiga
que al sumarse significa cantidades importantes de insumos que dejan de llegar
a los beneficiarios, sumado a esto está el robo muchas veces ignorado de los
ladrones que pululan por los centros hospitalarios, que el personal se da cuenta del robo hasta que se necesita el
instrumento o insumo requerido, pues desgraciadamente el sistema de vigilancia
deja mucho que desear y /o no existe, lo mismo que la inseguridad que presentan
los establecimientos de salud.
Cuando observamos la operatividad de los establecimientos de
salud desde el más sencillo hasta el más complejo, encontramos que en la
actualidad hay un desabastecimiento crónico del llamado cuadro básico de medicamentos,
lo que crea ansiedad tanto en el personal laborante como en los pacientes, pues
es común el no surtir las recetas de los medicamentos indicados, lo que
conlleva a no resolver el problema de salud por el cual acudió el paciente al
establecimiento de salud, básicamente de los de atención primaria, que son los
indicados para ser el primer frente de atención al público y que sea capaz de
resolver la mayoría de problemas de salud y en su defecto, canalizar a los
pacientes a los otros niveles de atención más complejos, lo que redundaría en
una afluencia de pacientes controlada, con la consiguiente optimización de los
recursos hospitalarios.
En la forma en que están estructurados los diferentes niveles
de atención, los hospitales cuentan con la ventaja de tener partidas
presupuestarias que les permiten resolver de inmediato cualquier escases de
medicamentos y/o cualquier otro insumo, que conste, la mayoría compra caro en
relación al precio de mercado, esto hace
que su cuadro básico de medicamentos les permita dar respuesta inmediata a
quienes se presentan a su consulta de emergencia, esto hace que el nivel de
atención primario esté subutilizado por no contar con los insumos necesarios
para la atención de estos pacientes, pues sabemos que el 90 % aproximadamente
de las consultas que se brindan en las diferentes emergencias hospitalarias,
son problemas de salud que fácilmente pueden ser resueltas en el nivel
primario.
Ahí entra el proceso educativo a la población que requiere
servicios médicos, de saber dónde acudir de tal manera que permita que los
servicios de emergencia sean eso: servicios de emergencias.
Desgraciadamente la actual situación que se vive en el suministro
de insumos al nivel primario, favorece el congestionamiento de las emergencias
hospitalarias, aunado a la mala percepción de la población sobre el pensar que
no existe la capacidad resolutiva en las unidades de atención primaria en
cuanto al recurso humano, lo cual es reforzado por la escasa capacidad de la
unidad de salud de surtir la receta y/o ceder ante el paciente en lo que él
quiere, pues es común que el paciente exija medicamentos en patologías que
científicamente no ameritan ese tipo de medicamentos, pero como están siendo
bombardeados por la propaganda que muchas farmacia o droguerías impulsan, estos
se auto medican y cuando llegan a servicio de atención médica, llegan con
cuadro enmascarados y muchas veces
descompensados, lo que dificulta su recuperación.
Si en las diferentes servicios de emergencia se estableciera
un filtro y estos pacientes que no ameritan ser atendidos en emergencia fueran
canalizados a las consulta externa de los centros de atención primaria, sería
una manera de ir educando a los familiares de pacientes a discernir cuando se
debe acudir a un servicio de emergencia y cuando no se debe hacer. Pero para
ello, es necesario que cada unidad de atención primaria cuente con la logística
apropiada, para poder dar respuesta expedita a los pacientes.
Otra situación común en nuestra población que acude a las
emergencias hospitalarias es que creen que por ser un área de emergencia, serán
rápidamente atendidos y muchos lo hacen por eso: ahorrar tiempo, lo cual a la
larga les resulta al revés, pues pierden mucho tiempo y al final no son
atendidos.
Otra situación que se presenta, es que no hay una evaluación
del rendimiento del recurso humano, lo que permite que muchos de estos
profesionales se encuentren subutilizados, y no por culpa de ellos, si no de la
cultura de la población a no acudir a los servicios de atención primaria, pues
tiene la idea errónea de que en los hospitales está el mejor recurso humano, lo
cual en cierta medida no es cierto, pues se cuenta con personal capacitado, lo
que no podemos decir de las emergencias, las cuales están básicamente en manos
de los estudiantes de medicina, muchas veces sin ninguna supervisión del
profesional indicado según el caso, esa es la situación que en la actualidad están
viviendo los hospitales públicos, con el paro de los estudiantes de séptimo año,
lo que ha generado un caos en el sistema hospitalario de referencia, que si
realmente la población obtuviera una respuesta oportuna en el nivel primario,
las emergencias hospitalarias estarían atendiendo eso, las verdaderas
emergencias, para lo cual si estarían en capacidad de brindar un servicio
oportuno y de calidad en beneficio del paciente.
Esa es mi apreciación en cuanto a la atención de la población
en los diferentes niveles de atención, claro hay otras limitantes que de una u
otra forma limitan la capacidad operativa de los diferentes niveles de
atención, principalmente el crónico y deficiente servicio de mantenimiento del
equipo médico y otro equipo auxiliar en la atención al paciente, lo mismo que
el lúgubre ambiente en que se desenvuelven muchas unidades de salud, que no
cuentan ni siquiera con sillas para las salas de espera, lo cual en cierta
medida exaspera al paciente pues tiene que esperar en condiciones inapropiadas
al momento de su atención, pues aun a estas alturas del siglo veinte y uno, no
se ha logrado implementar la cita horaria, lo cual le permitiría al paciente,
acortar el tiempo de espera para su atención, lo cual es parte de la poca
educación que se brinda al usuario y la conveniencia del personal para acortar
su jornada de trabajo, limitando con esto el acceso de los pacientes durante
toda la jornada contratada, de tal manera que se le pueda brindar el tiempo
necesario para poder evaluar y diagnosticar eficientemente al paciente, y tal
como ocurre actualmente, que muchas veces ni siquiera le preguntamos el nombre
y mucho menos lo examinamos.
Para mejorar las condiciones de salud debemos comprometernos
todos a un cambio de actitud, tanto trabajadores de la salud como los usuario
del sistema de salud, lo mismo que los políticos entiendan que el sistema de
salud no es una agencia de colocaciones de activistas, que muchas veces no
cumplen con el perfil ocupacional y por ende se convierten en un lastre para el
sistema, pues los puestos se acomodan a las personas, lo que ha llevado a que
la carrera administrativa haya desaparecido, con el consiguiente perjuicio al
sistema nacional de salud, en detrimento de su capacidad operativa.
Cualquier sugerencia de los amables lectores que nos aporten
ideas de como lograr una mejor utilización de los pocos recursos con que
contamos será bienvenida y trataremos de ponerla en práctica para una mejor
atención a nuestros patronos: el pueblo hondureño.
Comentarios
Publicar un comentario