Delincuencia y familia
Delincuencia y familia
En Honduras, estamos en una vorágine que día a día se acelera
mas en el ámbito delincuencial, en donde el respeto por la vida es un simple
recuerdo de tiempos idos, en donde la juventud, la encargada de sacar adelante
a este país, un buen porcentaje de ellos se ha embarcado en el amor al dinero
fácil, lo cual logran de diversas formas como ser: tráfico de drogas, robo a
mano armada, asesinatos por encargo, timo, extorsiones, fraude, en fin todo lo
relacionado con el crimen, muchos de ellos son profesionales, que emigraron al
bajo mundo como una forma de obtener dinero fácil, y todo esto sería algo
circunstancial si fuera por estar en una situación de calamidad extrema, pero
da la casualidad, que ya cuando se acostumbran a este tipo de vida, ya no
tienen vuelta atrás, esto nos lleva a una reflexión y es en relación a los
familiares de estos delincuentes, que callan y usufructúan el producto de sus
rapiñas sin ningún reparo, muchas veces saben de sus acciones delincuenciales
de sus vástagos, sin embargo guardan silencio y con el silencio prácticamente
están avalando este estilo de vida, a estos familiares con tal de llevar una
vida fácil, no les importa que el fruto de la rapiña de su familiar esté ensangrentada
con sangre inocente, cuyo único pecado fue de trabajar arduamente para poder
obtener sus bienes que les son arrebatados violentamente y a veces a costa de
su vida.
Estas familias de delincuentes pregunto, ¿Tendrán algún
remordimiento por utilizar el producto de la fechoría de sus familiares
delincuentes? ¿Darán alguna orientación a sus vástagos sobre lo bueno y lo
malo? ¿Tendrán idea de la existencia de un Dios que todo lo ve y lo juzga a
posteriori? ¿Cómo se sentirán cuándo uno de estos delincuentes es liquidado por
alguien que ofreció resistencia y pudo solventar el no ser atracado? ¿Que
legado están dando a sus hijos estos delincuentes? Sabemos que el niño desde
que crece debe ser guiado por una moral y buenas costumbres que le permitan
sobrevivir en un mundo cambiante pero que pese a todo tiene sus reglas de
convivencia ciudadana, las cuales son aplicables a cada miembro de la sociedad,
y que el ser honrado es una virtud admirada por la sociedad y aun es un
galardón del cual se puede sentirse orgulloso una familia.
Desgraciadamente en mi país, la desintegración familiar es un
hecho real, que incide directamente en la formación de valores y buenas
costumbres, pues esta generación de niños y niñas a lo largo del tiempo vienen
a engrosar los círculos de miseria, prostitución, delincuencia, al no tener una
familia integrada y con sólidos principios morales que los guie por el buen
camino para que al final sean personas de provecho tanto para su entorno
familiar como para su país.
Sabemos que en nuestro país, la sociedad está en deuda con
las familias menos favorecidas por la diosa fortuna, pero esto no justifica el
cambio de actitud de considerar a la sociedad en sí como el enemigo a vencer,
pues en nuestra sociedad, los que son afectados por esta ola delincuencial no
son los dueños de las fortunas de este país, si no que el pueblo en general, el
luchador honrado, las familias honestas que sucumben ante el ladrar de las
armas automáticas que abundan en este país, y que están siendo financiados por
el crimen organizado, que surte de recursos a cambio de su modelo delincuencial
relacionado con el consumo y trasiego de drogas, ante la complacencia de
autoridades civiles y militares de este país, en donde el pueblo está en una
situación de indefección, da la casualidad que los delincuentes son cobardes y actúan con
premeditación y ventaja, y esa es una de las debilidades que tienen los
honrados, que no saben en qué momento serán atacados por estos criminales.
Otra ventaja que tienen los delincuentes, es que ellos no
creen en el derecho a la vida, tienen a su favor las diferentes organizaciones
de derechos humanos, en donde el delincuente tiene todos los derechos, pero las
víctimas no tienen ninguna, pues existen abogados veniales, policías
corruptos jueces vendidos o
amedrentados, que estos cuando por casualidad son detenidos, fácilmente salen
de las cárceles, las cuales en Honduras, no son centros de rehabilitación , si
no centros de descanso y que sirven para sacar la maestría en cualquier ámbito
de la criminalidad, pues cuando salen ya traen en su haber un nuevo bagaje en
su accionar del crimen.
Mientras tanto los familiares de estas lacras sociales siguen
usufructuando el producto de sus rapiñas sin ningún pudor, tanto que no les
importa saber que han sido identificado como familias delincuentes pues lo son
al apañar las sinvergüenzadas de sus parientes delincuentes, y en donde muy poco se puede hacer ante un sistema
judicial altamente politizado y con alta deficiencias en su accionar para
juzgar al delincuente.
La conclusión final es que para vencer este
flagelo en nuestro país, solo queda despojarnos del temor o miedo y unirnos en
una sola voluntad para luchar contra estos delincuentes, que no son mayoría,
pero que infunden terror aprovechándose de
el miedo, el cual todos los hondureños debemos despojarnos para poder
vencer a esta lacra social, que ha optado por este modus vivendi a costa de los
honrados de nuestro país.
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