Golpe a la calidad educativa

06:49PM Por:  Redacción Editorial El Heraldo

0

La Secretaría de Educación, en la gestión del doctor Marlon Escoto, indudablemente ha tenido logros sin precedentes como imponer la autoridad gubernamental a las conflictivas dirigencias magisteriales y cumplir con los 200 días de clases.

Pero todo parece indicar que en lo referente a mejorar la calidad educativa no se ha hecho mucho. No solo eso, muchos sectores, incluyendo padres de familia, líderes magisteriales y hasta la iniciativa privada involucrada en la educación consideran que más bien ha disminuido la misma.

Y es que en realidad resulta por lo menos polémica e incongruente con la calidad la decisión de la Secretaría de Educación de bajar el índice de aplazados con una serie de decisiones que simplemente en vez de estimular a los niños y jóvenes a estudiar más provocan lo contrario.

Obviamente que disminuir el número de repitencias y deserciones en los centros educativos es una meta loable, pero es un dañino autoengaño cuando para lograrlo se recurre a siete recuperaciones (una después de cada examen bimestral y las de noviembre y enero, restablecidos a mediados de este año) y hasta presiones a los maestros y centros educativos para que todos sus estudiantes aprueben el año lectivo.

Este empeño en mejorar artificialmente los índices y estadísticas es más propio de politiqueros de oficio que de hombres de Estado preocupados en mejorar de verdad (no solo como parte de la propaganda) la situación del país. Algo similar ocurre cuando se manipulan datos para que creamos que ha disminuido la actividad delictiva y la inseguridad en el país.

Dirigentes magisteriales y representantes de padres de familia y de los centros de educación privada coinciden en que el propósito principal es exhibir a lo interno y a lo externo índices y estadísticas educativas que cumplan con estándares internacionalmente preestablecidos, que es una legítima aspiración de cualquier gobierno serio y honesto; solo que en Honduras eso sería un maquillaje, una triquiñuela, que más bien disminuye la calidad de la educación.

Si ese es el camino que se está siguiendo; de verdad, que si ya estamos mal, vamos para peor.