Chineando la pereza
CHINEANDO LA PEREZA
30 octubre, 2014 Sección Editorial diario La Tribuna
Ayer comenzaron los turistas a disfrutar del larguísimo feriado concedido, gracias a la generosidad de los diputados que consideraron un importante logro juntar las efemérides patrias del mes de octubre en un holgado puente que se extiende desde mediados de semana hasta el domingo. El proponente de la feliz iniciativa, cuando otros de sus compañeros de cámara objetaron que el día consagrado al héroe de las batallas de Gualcho y de La Trinidad no sería conmemorado en la fecha prevista, justificó que siempre se celebraría ese día, pero que se descansaría haciendo una apelmazada masa de todos los feriados a finales del mes. La versada razón que ofreció el ilustre representante del pueblo fue que estos lapsos ininterrumpidos de vagancia colectiva caen de perlas a la promoción del turismo interno. Con tal que el turismo repunte —en la temporada baja– no importa que el resto de la atolondrada economía sufra el impacto de detener las actividades comerciales y productivas. No se olvide el amable público que ahora el país es destino turístico obligado de cruceros que, como mayúsculo acontecimiento, merece la bienvenida oficial de los más altos dignatarios del país.
A no dudar que estos extensos períodos de holganza ayudan a los negocios turísticos. Después de todo, para eso sirven los feriados, no para rememorar la fecha solemne o santa que los motiva, sino para el entretenimiento y el solaz esparcimiento de la sociedad. Los aeropuertos hasta la pata. No todos los viajeros con rumbo a un lugar recreativo del país, sino al exterior ¿Para qué aburrirse aquí si, además, el lugar sigue siendo peligroso? Mejor partir al extranjero —burócratas y viajeros particulares– desde el lunes, porque muchos, calculando que el puente abarcaba toda la semana, decidieron aprovechar para agarrarla entera. Decíamos ayer que ningún pueblo que logró superar su atraso o salir de su letargo lo hizo acostado en una hamaca descansando. Fue en base a trabajo emprendedor y duro sacrificio. La economía del país continúa postrada. La crisis que azota –que se siente en el ambiente deprimido de la gente, que la sufren los negocios, los comercios, las industrias, las empresas– se agrava por la falta de incentivos a la economía y de estímulos a la inversión.
En tal situación cualquiera asumiría que la actitud de todos estaría enfocada al trabajo intenso para compensar. Pero no. Aquí el raciocinio funciona, como para tantas otras cosas, patas arriba. Recetar parranda a la gente, tampoco requiere de mucha razón. Un partido de fútbol de la selección nacional, con pase al mundial o a la ilusión de los cuartos de final, es suficiente. Hay que apoyar a los futbolistas, si es que ganan y hacerlos picadillo, que es lo más probable, si pierden. No hay vuelta de hoja, al ocio le encanta chinear la pereza hasta hacerla caer en profundo sueño. Mejor dormido que despierto. Sin importar o sopesar, cuanto mayor atraso provoque a la lenta marcha de la economía nacional, esas interrupciones maratónicas. A nadie quepa la duda que estos prolongados períodos de holgazanería frenan las labores habituales del país. Así que a nadie debe alarmar que sigamos amolados como estamos.
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