Desastre a la vista




Desastre a la vista
En Honduras, están saliendo a flote el desastre administrativo de las instituciones descentralizadas, lo que ya se veía venir desde que los diferentes gobiernos tomaron a dichas instituciones como un coto de caza, en dónde hacían y deshacían en detrimento de los recursos financieros de cada una de las instituciones.
Desde que se instauraron los gobiernos de civiles, estos en un afán de captar simpatía entre el pueblo, iniciaron la escalada de contratar activistas en detrimento del perfil ocupacional de acuerdo a la actividad de cada institución, de tal manera que fueron engrosando la membrecía laboral a tal grado de que ahora estas instituciones están quebradas, en donde se están buscando medidas heroicas para mantenerlas a flote y ver la posibilidad de recuperarlas para que sigan siendo rentables.
A estas alturas , la clase política de mi país, es la principal responsable del descalabro de estas instituciones descentralizadas, pues en su afán electorero no les importó saturar de trabajadores a dichas empresas, sin ninguna justificación técnica, si no simplemente por el compromiso político que adquirieron durante la campaña, pues visto está que los políticos no les importa destruir las empresas del estado, con el fin de mantenerse en el poder, trayendo como consecuencia el ocaso de las instituciones descentralizadas, sumado a las organizaciones sindicales que son coparticipes en este descalabro, pues visto está que los recursos de estas empresas ha sido absorbido por los trabajadores que en un afán de captar mejores prebendas, se han olvidado que estas empresas si no generan ganancias, terminan siendo asfixiadas por los trabajadores , que al final verán como su fuente de ingresos desaparece de la noche a la mañana, pues dichas empresas han perdido la capacidad financiera para regenerase y volverse competitivas, capaces de generar ganancias que le permitan estar a flote, esto está ocurriendo básicamente por la irresponsabilidad de quienes las dirigen, pues en un acto de soberbia, han procedido en cada cambio de administración  tirar trabajadores a la calle, sin ninguna causa de despido, si no de contratar nuevos trabajadores afines del partido de turno, a sabiendas que al ir al juzgado de lo contencioso administrativo, se pierden las demandas, lo que significa reintegro de ese personal despedido y pago de salarios caídos, como consecuencia se va aumentando la membrecía de empleados, muchos de los cuales no tienen la formación laboral para pertenecer a esa empresa, lo que genera lo que nosotros los hondureños llamamos paracaidistas, así de esa manera han funcionado estas empresas hasta llegar al momento actual en que son incapaces de cubrir las demandas salariales de esa masa trabajadora, que no tiene la culpa de estar ahí, pues es culpa de los políticos metidos a administradores, con la desgracia de tener sindicatos voraces que al final se habrán comido todos los activos, volviendo ruinosas las operaciones tendientes a modernizar y actualizar la tecnología que las vuelva competitivas ante las empresas del sector privado, en este caso HONDUTEL, que ya está pidiendo como decimos los hondureños cacao, pues esta empresa ya perdió su privilegio de no tener competencia, y ahora no tiene ninguna oportunidad de sobrevivir si quienes la usufructúan no hacen un sacrificio y se auto regulan de tal amanera que tenga un remanente económico que les permita modernizarse y poder competir en un mercado de libre mercado con mejores servicios y precios competitivos.
Estas empresas que están en el mismo proceso de descalabro financiero son la empresa nacional portuaria, empresa nacional de energía eléctrica, empresa hondureña de telecomunicaciones servicio nacional de acueductos y alcantarillados, los servicios aeroportuarios que han sido privatizados en desmedro del pueblo hondureño, mas la venta y regalo de diferentes empresas al sector privado, que en la actualidad aun se siguen pagando los préstamos con lo cual fueron constituidas dichas empresas.
Eso nos llama a concluir que no es lo mismo ser político que administrador, pues visto está que quienes han llevado a la fracaso a las empresas son los políticos de turno, ignorantes del arte de administrar.

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