Costo político
Costo político
En Honduras, costo político, frase de rutina en el argot de
la política local, que predomina
permanentemente en todas las actividades gubernamentales de los tres
poderes del estado, y que constituye la preocupación principal de los
políticos, quienes anteponen el costo político al bien común, pues es lo único
que se toma en consideración antes de efectuar cualquier transformación que
tienda a mejorar la administración pública.
Igual situación ocurre en los gobiernos locales, en los
cuales se hace un balance crítico de tal manera que dicho costo político no
disminuya las simpatías de los electores, no importando que a causa del temor
de perder ese favor, se tenga que llevar actividades contrarias al bien común.
En aras de no ser afectados por el costo político, se legisla
no para la mayoría, si no a favor de quienes puedan empujar la balanza en
contra de las aspiraciones políticas en el país, es por ello, que en Honduras
se ha dejado de hacer muchos cambios que tengan como objetivo rescatar las
instituciones públicas que en la actualidad se encuentran en situación
calamitosa, por la mala administración de los políticos, la que ha llevado a un
derroche de recursos económicos en actividades vacías, que solo tienen como
objetivo satisfacer el clientelismo político, y que por el alto costo político
que representa para el partido en el poder, no se hace absolutamente nada que
revierta la situación, es por ello, que en Honduras se encuentra en una
encrucijada en donde su majestad el molote es el pan nuestro de cada día, pues
por el temor del costo político, se ha dejado de ejercer la autoridad, no
cumpliendo las leyes que ya se tienen por montón, pero que en la practica son
papel mojado, pues el partido político ya en el poder, pasa permanentemente en
campaña política, drenando las arcas del estado en propaganda estéril , drenaje
de recursos en actividades improductivas, y siempre mirando que no les vaya a
pasar factura el costo político.
En Honduras, los grupos organizados con actitudes
anarquistas, han encontrado terreno fértil, pues ya conocen el punto débil de
nuestros gobernantes, que es el calculo que hacen para no someterse a tener un
costo político alto, que los pueda llevar a la perdida del poder, es por ello,
que cuando ocurren invasiones, tomas de calles y edificios, toma de puentes, vandalismo
de esos grupos organizados, los responsables de la aplicación de las leyes se
hacen de la vista gorda, en un decir de evitar la confrontación y el respeto a
los derechos humanos, por lo que actúa de forma
premeditada para hacerse ante la opinión de quienes desaforan contra
todo, de ser tolerantes y dan la impresión de ser condescendientes con quienes
les siguen el juego, pues saben que por su actitud de estar cuidando que el
costo político no les perjudique, permiten lo que han estado permitiendo en
nuestro país: anarquía.
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