Los progreseños no tienen quien los defienda
Los progreseños no tienen quien los
defienda
En todo este oscuro negocio de las concesiones de las carreteras,
los ciudadanos de El Progreso, sacaron la peor parte, pues los progreseños
pagaran peaje para salir del Progreso si va a Tela o a la Barca, y pagará peaje
triple si viaja a San Pedro Sula, pues recordemos que miles de progreseños y
ciudadanos de los municipios vecinos laboran en San Pedro Sula, para ello
viajan a diario en sus vehículos, lo cual será una nueva carga a la que ya
tienen, el pagar la cantidad de L.38.00 lempiras diarios, que según nuestro presidente
serán los hondureños más felices por lo que resta durante treinta años que dura
la concesión, amén de los impuestos incluidos en los combustibles para
financiar el mantenimiento de carretas en Honduras, así que como vemos los
vecinos de El Progreso y sus alrededores serán los más castigados por esta
negociación perfecta según dice nuestro presidente.
¿Qué tendrán los progreseños para sufrir semejante atentado a
sus escuálidos bolsillos?
¿Qué dijeron los flamantes diputados del departamento de Yoro
para evitar este trancazo al salario de estos compatriotas que a diario viajan
a trabajar a San Pedro Sula?
¿Cuál es la equidad que debe existir entre todos los
hondureños, cuando se garantiza un trancazo al bolsillo de los progreseños, sin
que se haga nada al respecto?
¿Nuestro presidente tomará una decisión tendiente a eliminar
los dos peajes a que están obligando a los progreseños a pagar por usar una
carretera de 29 kilómetros y que ya está construida?
Según lo leído en un medio de comunicación escrito, está
visto que esto no ocurrirá y los progreseños todos dueños de vehículos estarán
condenados a pagar triple peaje durante treinta años, lapso que difícilmente se
podrá eludir, pues en la situación actual en nuestro país en donde el sistema
de transporte público es deficiente y sumamente peligroso, amén de la
inseguridad que priva en esta zona, es lógico, que el pueblo se verá condenado
a pagar este alevoso impuesto grosero sin rechistar, y todos felices, lo dice
el señor presidente.
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