Codicia



Codicia
Codicia s. f. Deseo excesivo de dinero, poder o riquezas.
A través de los siglos, en todas las culturas, de todos los seres vivos que pueblan el planeta, solo el hombre es el que ha cultivado, cultiva y cultivará la codicia, término que encierra la ambición desmedida por lo que no se tiene pero que se anhela, no importando los medios para ello, lo que ha dado lugar a tremendas desigualdades sociales en que unos pocos usufructúan el derecho de muchos, a tener lo justo para la vida, pero que por su afán de riquezas, no escatiman esfuerzos ni medios para lograrlo, no importando utilizar métodos ilegales o delincuenciales que les permita acumular riqueza poder o algo que desean vehementemente y que los demás no puedan tener.  
Hoy en día, podemos conocer infinidad de personas, que a base de su codicia, han acumulado ingente cantidad de riqueza, que quizás en toda su vida no podrán disfrutar o terminar, lo que los lleva a tener una vida miserable, pues son esclavos de su propia codicia , viviendo prácticamente encarcelados y sin vida propia, pues su miedo a perder las riquezas adquiridas, no les permite tener un sueño reparador, máxime cuando estas riquezas son mal habidas, como ocurre en nuestro país Honduras, en donde muchas de estar riquezas proceden del latrocinio del erario público, tráfico de drogas, contrabando, robo a mano armada, extorsión, etc., todo esto hace que esas riquezas muchas veces permanezcan ocultas y sin ningún beneficio para la colectividad, pues por no dar a conocer el origen de esas fortunas, hace que se encuentren opacados en su vida, tristemente detrás de barrotes, guardias de seguridad, sistema de circuito cerrado de televisión, en fin todos los artefactos habidos y por haber para cuidar la integridad física de sus miembros.
Muchas de las fortunas son de origen lícito, y frecuentemente son los dueños de estas, las que a veces se animan a invertir y compartir con otras personas el fruto de este trabajo, lo que les permite crecer y aumentar sus fortunas pero  a cambio le dan la oportunidad a otros de  vivir una vida digna con un trabajo honrado.
En la actualidad, la codicia se ha entronizado en grandes y pequeños, pues todos codiciamos lo que no es nuestro, y muchas veces se arrebata la vida por ese objeto codiciado cuyo propietario es otra persona, actividad que hoy en día genera la mayor delincuencia que nunca antes se había visto en nuestro país, y que si todos los dueños de grandes fortunas, sean capaces de compartir con el resto de los hondureños desposeídos de la fortuna, que conste, no regalar dinero como acostumbra el gobierno actual, si no creando condiciones de trabajo para la mayoría de la población económicamente activa, lo cual sería una vía de escape para atenuar tanta violencia en nuestro país y en el mundo, pues la codicia es universal.
Nuestro buen DIOS, en su infinita sabiduría, nos dice en Miqueas 6:8 “¡Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno! ¿Que requiere de ti Jehová? Solamente hacer justicia, amar misericordia y caminar humildemente con tu DIOS.”
Y eso es lo que esperamos, que el hombre que tiene riqueza, sea capaz de invertir para generar empleos, sin pensar en ganancias escandalosas, simplemente mantener una ganancia justa que le  permita mantener el caudal de su riqueza mas unos ingresos que acrecienten su fortuna, con esto estoy seguro, nuestra sociedad, tendría un respiro, pues las personas tendrían la oportunidad de tener lo que desean, no arrebatándoselas a otros si no con el producto de su trabajo honrado y enaltecedor, así de esta manera, nuestra sociedad sería mas libre de ese sentimiento que actualmente predomina el cual es el negativismo, desánimo  y el odio contra todo lo que representa el poseedor de la fortuna.
Así, nuestros millonarios que hay en buena cantidad en nuestro país, tendrían una mejor calidad de vida, no tanto material porque ya la tienen, si no sobre su calidad de vida espiritual y social, en donde ya no tendrían la necesidad de vivir amurallados si no que contarían con la libertad de respirar el aire puro de la libertad de poder movilizarse por doquier, sin temor de ninguna índole.
¿Cuántos de nuestros millonarios serian capaces de invertir en nuestro país, pese a las adversidades que actualmente afrontamos todos los hondureños? Espero que muchos de los que tienen sus capitales en el extranjero, estén dispuestos a compartir y aumentar su fortuna, creando miles de puestos de trabajo para tanto hondureño que en la actualidad sufre por carecer de un empleo digno, y que muchas veces por esas necesidades básicas insatisfechas, actúan como un catalizador para empujarlo a cruzar la línea que divide entre lo bueno y lo malo en nuestro mundo: e bien o el mal.

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