Devaluando

Editorial de diario Tiempo de Honduras, que refuerza nuestra tesis sobre el entreguismo de las autoridades económicas en beneficio de unos pocos y en detrimento de las mayorias.


DEVALUANDO

19 marzo, 2014 Sección Editorial

arquero33LA Asociación Nacional de Industriales (Andi) se manifestó a favor que continúe una devaluación gradual del lempira frente al dólar, para evitar “movimientos traumáticos” en la economía nacional.” ¿Con amigos como estos -los empresarios-para qué quieren enemigos? La depreciación de la moneda nacional se ha venido produciendo gradualmente, desde que el tata Fondo y sus quisquillosas tías las “zanatas” vinieron a ponerle tobogán al indito desplumado para que se deslizara. Ya hemos explicado que como el país no produce, tiene que importar desde insumos básicos, materias primas, gasolinas, hasta la comida. Por ello es que todo eso que se importa ha venido subiendo de precio. En la medida que el lempira pierde valor frente al dólar, el precio de todo lo importado sube. El impacto más grosero ha sido en el precio de las gasolinas. Lo que a su vez incide en el alza de los pasajes de transporte.
Si a eso le agregamos que el tasón ahora carga todas las transacciones bancarias, cada vez que los importadores cambian lempiras para obtener divisa, no solo pagan el costo de la devaluación sino que el impuesto por la transacción bancaria realizada. Sumen los altos intereses bancarios que es otra de las medidas exigidas. Mientras en los Estados Unidos y en otros países que le apuestan a la inversión, los intereses son bajos, para abaratar el costo del dinero, aquí el Banco Central varias veces ha elevado su tasa de política monetaria, para que se cobren intereses de usura. Agreguen todos los impuestos que acaban de subir con el “costalito navideño”, más las tasas, las contribuciones y los impuestos municipales que también se incrementaron. El incremento mensual de las tarifas de electricidad y de los otros detestables servicios públicos. Así tendrán una idea del porqué las empresas nacionales no son competitivas en el área centroamericana. No hay forma de reactivar la economía cuando los costos de operación de las empresas son insostenibles. Tampoco hay manera de crear empleos masivos para reducir ese grueso batallón de desocupados. Incluso los que trabajan, se quedaron sin seguridad social con ese descalabro del IHSS.
El tipo de cambio de referencia, de 19 lempiras por el dólar, desde que pusieron el tobogán, subió en la última semana a 20.741 lempiras. Ya temíamos que ese anuncio, sobre un arreglo con el FMI, después que los Moodys y las aves agoreras volvieron a aplazar al país, sería en base a una devaluación más acelerada. Es lo único que queda por hacer después del paquete de ajuste tributario, por cortesía de la flamante comisión de transición -asesorada por los mismos técnicos de la burocracia internacional, funcionarios de otros gobiernos azules, expertos en meter impuestos- que ni siquiera tuvo la gentileza de explicarle a la gente porque aquello era de vida o muerte.
Así que cuando uno de esos directivos de la Andi expresa que “podemos ajustar la moneda para que sea competitiva al dólar y posicionarnos donde queremos, con mayores posibilidades para atraer inversión y generar transformación”, el pobre no sabe ni lo que está diciendo. Lo que ocurre con la devaluación es que el esfuerzo nacional exportable se vende más barato. Pero como nuestro país no vende esencialidades, sino que postres, la devaluación solo consigue abaratar el valor de nuestros productos, beneficiando a los compradores en el extranjero, y no necesariamente incrementar los ingresos por lo que se exporta. Lo que ha ocurrido con el café. ¿La reducción de precio ha logrado que se eleve el consumo de café en el exterior? No, el precio ha bajado y los ingresos percibidos por las exportaciones se han reducido. ¿Ajá, y el costo de todo lo que importamos? Solo el alza del precio de la gasolina, contrarresta cualquier pequeño beneficio, si lo hubiere, derivada de la depreciación monetaria.

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